Entrevista con Emilio Martínez, secretario de la Comisión Provincial del Plan Turquino en Santiago de Cuba.
Quizás, para un campesino de pura cepa como Idelso, nacido y crecido en la Sierra Maestra , todavía queden insatisfacciones aún no resueltas cuando se aborde el desarrollo económico social de las serranías de Santiago de Cuba; sin embargo, sus expresivos ojos y atinadas reflexiones reflejan que un abismal camino se ha transitado en esta abrupta demarcación desde el mismo triunfo de la Revolución el Primero enero de 1959.
Con este experimentado hombre de campo coincide Emilio Martínez, secretario de la Comisión Provincial del Plan Turquino en Santiago de Cuba, quien manifiesta que a partir de 1987, en que surge ese programa se consolidan los objetivos de una atención diferenciada a la montaña, con la finalidad de crear una infraestructura económica, social y productiva que garantice la explotación racional de las riquezas y los recursos naturales de la serranía, favoreciéndose el incremento paulatino del desarrollo integral de esa zona rural y el incremento de los fondos exportables.
“Cuando el próximo 2 de junio, se celebre el 20. aniversario de la creación del Plan Turquino, creo que sin haberse cubierto todas las expectativas podemos afirmar que el nivel y calidad de vida de los pobladores serranos se han elevado considerablemente, como consecuencias del cumplimiento de los principales objetivos encaminados a asegurar el reenfoque estratégico correspondiente al desarrollo agropecuario y forestal de la montaña, la ejecución de los Programas de la Revolución y las obras de la Batalla de Ideas, y en particular, la puesta en práctica del Plan Especial aprobado para el comercio y las carreteras, señaló Emilio.
“En el 2006, se evidenció que el trabajo de los organismos y las comisiones municipales en el desarrollo integral de la montaña ha avanzado, de ahí, que sean evidentes los significativos impactos en la protección y rehabilitación en las regiones especiales de desarrollo sostenible al incrementarse la superficie boscosa en un 1,3%, con el cumplimiento del plan de reforestación, la conservación de suelos y la aplicación de materia orgánica.”
Tanto en la cosecha cafetalera, la mayor de los últimos cinco años, la reforestación, y la producción de alimentos agropecuarios, aún sin satisfacer las necesidades alimentarias de la población de esa zona, se sobrecumplen los planes, mientras ingentes esfuerzos se llevan a cabo en el aumento paulatino de la producción de hortalizas y vegetales, la miel de abeja y el cacao.
“Se han incrementado el área cubierta de bosques alcanzándose un 27,2% de índice de boscosidad, el más alto del país, mientras se cumple el programa de empleo. De igual manera, sobresale la cobertura de los servicios de salud, que tiene una base en el logro de una población sana, así como también de los indiscutibles avances en la educación, el deporte, la informática y las comunicaciones, industrias locales y alimentaria, el comercio, la defensa y el orden interior, puntualizó el directivo del Plan Turquino santiaguero.
Hoy por hoy, los elementos infraestructurales y de condiciones de vida, figuran entre los aspectos que con mayor fuerza asimilaron el impacto del Período Especial, evidenciándose en la situación desfavorable de la red vial, unido al deterioro de la transportación de pasajeros y el fondo de viviendas, dificultades en la generación y distribución eléctrica, las comunicaciones y la oferta de artículos de alta demanda popular y de primera necesidad, entre otros.
“Mucho nos queda por hacer, dijo finalmente Emilio Martínez, quien argumentó que el recuento de dos décadas de vida del Plan Turquino eterniza la vida de los pobladores y las montañas santiagueras, las cuales siguen tan altas e inhiesta como Turquino”.
Con este experimentado hombre de campo coincide Emilio Martínez, secretario de la Comisión Provincial del Plan Turquino en Santiago de Cuba, quien manifiesta que a partir de 1987, en que surge ese programa se consolidan los objetivos de una atención diferenciada a la montaña, con la finalidad de crear una infraestructura económica, social y productiva que garantice la explotación racional de las riquezas y los recursos naturales de la serranía, favoreciéndose el incremento paulatino del desarrollo integral de esa zona rural y el incremento de los fondos exportables.
“Cuando el próximo 2 de junio, se celebre el 20. aniversario de la creación del Plan Turquino, creo que sin haberse cubierto todas las expectativas podemos afirmar que el nivel y calidad de vida de los pobladores serranos se han elevado considerablemente, como consecuencias del cumplimiento de los principales objetivos encaminados a asegurar el reenfoque estratégico correspondiente al desarrollo agropecuario y forestal de la montaña, la ejecución de los Programas de la Revolución y las obras de la Batalla de Ideas, y en particular, la puesta en práctica del Plan Especial aprobado para el comercio y las carreteras, señaló Emilio.
“En el 2006, se evidenció que el trabajo de los organismos y las comisiones municipales en el desarrollo integral de la montaña ha avanzado, de ahí, que sean evidentes los significativos impactos en la protección y rehabilitación en las regiones especiales de desarrollo sostenible al incrementarse la superficie boscosa en un 1,3%, con el cumplimiento del plan de reforestación, la conservación de suelos y la aplicación de materia orgánica.”
Tanto en la cosecha cafetalera, la mayor de los últimos cinco años, la reforestación, y la producción de alimentos agropecuarios, aún sin satisfacer las necesidades alimentarias de la población de esa zona, se sobrecumplen los planes, mientras ingentes esfuerzos se llevan a cabo en el aumento paulatino de la producción de hortalizas y vegetales, la miel de abeja y el cacao.
“Se han incrementado el área cubierta de bosques alcanzándose un 27,2% de índice de boscosidad, el más alto del país, mientras se cumple el programa de empleo. De igual manera, sobresale la cobertura de los servicios de salud, que tiene una base en el logro de una población sana, así como también de los indiscutibles avances en la educación, el deporte, la informática y las comunicaciones, industrias locales y alimentaria, el comercio, la defensa y el orden interior, puntualizó el directivo del Plan Turquino santiaguero.
Hoy por hoy, los elementos infraestructurales y de condiciones de vida, figuran entre los aspectos que con mayor fuerza asimilaron el impacto del Período Especial, evidenciándose en la situación desfavorable de la red vial, unido al deterioro de la transportación de pasajeros y el fondo de viviendas, dificultades en la generación y distribución eléctrica, las comunicaciones y la oferta de artículos de alta demanda popular y de primera necesidad, entre otros.
“Mucho nos queda por hacer, dijo finalmente Emilio Martínez, quien argumentó que el recuento de dos décadas de vida del Plan Turquino eterniza la vida de los pobladores y las montañas santiagueras, las cuales siguen tan altas e inhiesta como Turquino”.
Fuente: http://www.sierramaestra.cu/
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