viernes, 22 de junio de 2007

Constructora desde los cimientos, de una nueva sociedad

¡Hasta siempre, Vilma!

Vilma ha muerto. Acaba de pasar a otra categoría de entrañables. Lo hemos estado dudando aún con la certeza de la muerte, luego de su batallar con estoicismo por la vida que, en realidad, desde hacía muchos años no era solo suya, sino de Cuba y de cuanta idea justa reclamara su atención en cualquier parte del mundo, o la prodigara allí donde pensara que podía ser útil.

Junto a Fidel en la Sierra Maestra.
Junto a Fidel en la Sierra Maestra.

En los días del Segundo Frente Oriental Frank País.
En los días del Segundo Frente
Oriental Frank País.

Vilma Espín Guillois pasa a ser un icono revolucionario, algo que su sencillez no le permitió nunca siquiera imaginar porque una de sus grandes virtudes personales y revolucionarias fue esa: la modestia.

Ha partido un exponente del valor y la inteligencia de las mujeres vanguardias que surgieron en la generación del centenario. Un solo dato nos permitirá descubrir que su quehacer revolucionario se desplegó en ese tiempo histórico, en el año del centenario de José Martí. Con mayor exactitud, cuando muere en La Habana el estudiante Rubén Batista, a causa de las heridas que recibió en la manifestación estudiantil que vindicaba el busto de Julio Antonio Mella, mancillado impunemente el 10 de enero de 1953. Como todos aquellos jóvenes que seguirían a Fidel, ella se había pronunciado ya contra el artero golpe militar del 10 de marzo de 1952, perpetrado por Fulgencio Batista, aunque nos resulte desagradable en estos primeros párrafos dedicados a Vilma, mencionar el nombre que lideró el zarpazo, implantando una tiranía sangrienta.

Vilma, amena y profunda conversadora, contó un día que después del 10 de marzo comenzaron las primeras manifestaciones en las calles de su Santiago natal —no decía en su relato que ella era una de las convocantes— entre las primeras, si no la primera, salió a las calles para protestar por la muerte de Rubén Batista. Contaba que en aquella ocasión hasta se hizo un entierro simbólico en Santiago y ese acto terminó en una verdadera batalla contra los sicarios. La idea había sido llevar flores al cementerio y en definitiva se terminó con los jóvenes revolucionarios metidos dentro de los cafés, tirando azucareras a la policía.

Bastaría ese solo episodio para incluir a Vilma entre los heroicos combatientes revolucionarios de la generación del centenario. Curiosamente, durante la agonía de Rubén Batista en la Clínica del Estudiante en el Hospital Calixto García, Renato Guitart, otro santiaguero, conoció a Fidel, para convertirse en la avanzada del movimiento revolucionario que ese año asaltaría el Moncada. Y a propósito del Moncada la joven Vilma al escuchar los tiros, sin saber qué sucedía, afirmaba a su padre, en su casa de la calle San Jerónimo, que estaban asaltando el Moncada. Bastarían unas horas para confirmarlo. Luego, nada la arredró para acercarse a una de las postas de la fortaleza y pedir lo imposible, que la dejaran ver a los héroes. La respuesta no le dio otra alternativa a ella y sus compañeras que retirarse rápidamente y aún así, detuvieron a dos de ellas. Su olfato y agilidad de reacción le permitieron escapar en un ómnibus y perderse en la ciudad hasta regresar a su casa sin que la identificaran. Nacía la heroica combatiente clandestina en la Ciudad Héroe.

En esos días de horror Santiago de Cuba acoge con solidaria actitud a los combatientes perseguidos por la soldadesca batistiana que ya ha asesinado a decenas de jóvenes en las mazmorras del Moncada. La puerta del hogar de Vilma se abre también para acoger y proteger a cualquiera de aquellos heroicos asaltantes que estuviera buscando refugio.

Acción Revolucionaria Oriental, fundada por Frank País, fue la primera organización que tuvo a Vilma en sus filas, como activa fundadora, tras el asalto al Moncada. Mas, sería en el futuro Movimiento Revolucionario 26 de Julio donde ella habría de de-sarrollar sus dotes de organizadora y combatiente. En el M-26-7 cumplió la más amplia y arriesgada gama de deberes. Dio cauce a sus profundos sentimientos patrióticos, sociales y humanistas. Ella misma reiterará en diferentes ocasiones que en los años iniciales de su juventud revolucionaria hubo dos acontecimientos que la estremecieron: los sucesos del Moncada el 26 de julio de 1953 y La Historia me Absolverá y haciéndola comprender que Fidel es un líder valiente y hombre de ideas, con un consistente desarrollo político y una gran solidez en los principios revolucionarios.

Y ella ¿quién era?: la joven capaz y culta en la más amplia extensión del vocablo. Su vocación e interés científico, en función del desarrollo industrial, se conjugan con el amor a las artes: la música, el canto, la pintura y el ballet, fundamentalmente. Pero el deporte también la entusiasma y por ahí están sus exitosos empeños como jugadora y capitana del equipo de voleibol en la Universidad de Oriente. Pero, además, se trataba de una ferviente martiana y nutría sus conocimientos, hasta el detalle, de las campañas mambisas, y la intransigencia revolucionaria de Antonio Maceo. Las conversaciones con Vilma sobre estos temas fueron siempre maravillosas y no por un saber libresco, sino por el sentimiento que trasladaba favorecido hasta el contagio por su estilo comunicativo. En su tono suave, con su cadencia de voz, querida y respetada era capaz de ofrecer un fresco de nuestra historia, ya se tratara de las luchas por la independencia colonial, o en la República, desde los días de Julio Antonio Mella.

Su formación comenzó en el hogar. Nació en Santiago de Cuba el 7 de abril de 1930, en el seno de una familia acomodada. Pudo haber sido una simple joven de "sociedad", pero la formación que recibió, unida a sus propios sentimientos y personalidad hicieron de ella una líder revolucionaria. Sus padres fueron personas generosas, amistosas, comprensivas con sus hijos —seis— y dejaban una estela de afecto y respeto entre todas las personas de cualquier origen que los conociera. En Santiago se hablaba de Espín como el cónsul honorario de Francia a quien podían llegar los inmigrantes haitianos, entonces tan discriminados por la sociedad de elites. Educaron a sus hijos con la influencia de sus propios ejemplos de austeridad, sensibilidad humana y respeto, sin ningún tipo de barreras por el origen social, racial o religioso. Los hijos se desarrollaron de acuerdo con su forma de ser e inclinaciones personales en cuanto a la elección de los estudios superiores, de las amistades, de sus posiciones políticas, y actividades sociales y culturales.

Para Vilma, ya madre, no fue difícil crear un hogar con semejantes características, que constituye un ejemplo.

El estudio sería siempre una premisa en su hogar y Vilma ha escogido una carrera científica, la de Ingeniería Química Industrial. Muy pocas mujeres matriculaban esa carrera. Ella la venció con magníficos resultados el 14 de julio de 1954, sin dejar de participar en los eventos culturales o deportivos que le atraían en la Universidad de Oriente, incluyendo su activa participación en la Coral Universitaria. Al graduarse como ingeniera química industrial se convertiría en una de las dos primeras mujeres con esa especialidad, en Cuba. Ese mismo año partió hacia los Estados Unidos a cursar un postgrado en el Instituto Tecnológico de Massachussettss, Boston. Al finalizar el curso pidió instrucciones a la Dirección del Movimiento 26 de Julio y la respuesta fue dirigirse a México para entrevistarse con Fidel y trasladar a Cuba sus órdenes y mensajes. Es el momento en que se organiza la expedición del Granma.

Así termina la vida estudiantil de Vilma y comienza su entrega absoluta a la Revolución, sin tiempo alguno para el ejercicio de su sólida preparación como ingeniera.

Destacada luchadora estudiantil en Santiago de Cuba.
Destacada luchadora estudiantil en Santiago de Cuba.

Como dirigente femenina siempre dio el ejemplo.
Como dirigente femenina siempre
dio el ejemplo.

Bajo las órdenes de Frank País participa en la organización del alzamiento armado de Santiago de Cuba que se produce el 30 de noviembre. Es un puntal básico en una acción fundamental prevista para la llegada a Cuba, desde México, de la expedición del Granma bajo el mando del Comandante Fidel Castro Ruz. Su serenidad, valentía y capacidad de movimiento distinguen el papel desempeñado por Vilma.

En enero de 1957 es cuando el enemigo la detecta y su casa, que se había convertido en cuartel del Movimiento es registrada por primera vez. Vilma había encabezado una marcha de madres enlutadas en protesta por los múltiples asesinatos de la tiranía y se enfrenta cara a cara con los esbirros batistianos, muchos de los cuales habían sido connotados torturadores y ejecutores despiadados de prisioneros en el Moncada, y su historial criminal había ido en aumento.

Hay un hecho en la historia de la Revolución que recorre el mundo entero. En él Vilma está presente.

Es en febrero de 1957 cuando Fidel llama a la dirección clandestina del Movimiento 26 de Julio a una reunión en la Sierra Maestra y redacta un manifiesto al pueblo de Cuba informando la creación del Ejército Rebelde y los objetivos de la lucha. Se produce, además, la trascendental entrevista de Fidel con el periodista norteamericano Herbert Mathews que demostraría al mundo la mentira del gobierno de Batista de que el líder revolucionario estaba muerto. Vilma está presente en la reunión y participa activamente en el cumplimiento de las órdenes que da Fidel a Frank País; más tarde pasa por completo a la clandestinidad.

Es designada posteriormente integrante de la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio y poco antes de ser asesinado Frank País, la imprescindible Déborah es nombrada Coordinadora del Movimiento en la provincia de Oriente, labor que desempeña hasta junio de 1958. Se hará insostenible la peligrosa situación al frente de las misiones revolucionarias clandestinas, lo cual exige cambiar el escenario de sus luchas, y se incorpora al Ejército Rebelde para convertirse en la legendaria guerrillera del II Frente Oriental Frank País, comandado por Raúl Castro Ruz.

Déborah, Alicia, Mónica, sus nombres en la clandestinidad, se convirtieron en Mariela, la brava y eficaz combatiente rebelde encargada durante el mes de julio de 1958, de realizar labores de apoyo al mando, relacionadas con las gestiones de devolución de un grupo de norteamericanos secuestrados. Posteriormente se le asigna, entre otras múltiples responsabilidades, la atención y organización del movimiento clandestino en los municipios orientales ubicados en la amplia extensión territorial del II Frente del Ejército rebelde. Ello era fundamental en tanto esas regiones ofrecían un apoyo logístico indispensable para asegurar las acciones combativas. Como en todas las tareas que cumpliría en su vida, esta la desempeñó a cabalidad.

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